lunes, 4 de marzo de 2019

El Primer Principio del Conocimiento Humano, en la Era Digital

   Según enuncia Hume en su Primer Principio "todas las ideas provienen mediata o inmediatamente de las correspondientes impresiones" y según sus mismas teorías, estas impresiones tienen su origen en los sentidos y en la forma en que estos son estimulados por el entorno.

  Cuando Hume escribió esto en el siglo XVIII, sin duda se refería a aquello que el individuo observaba en su entorno, los sonidos que escuchaba a su alrededor y a aquello que podía tocar directamente con sus manos.

   No podía imaginar que todos esos estímulos podían provenir de una pantalla virtual, de un equipo de sonido envolvente o de cualquier otro de los sofisticados sistemas que podemos encontrar actualmente en nuestro entorno, capaces de engañar a nuestro cerebro y hacerle creer, por ejemplo, que descendemos en una montaña rusa, mientras en realidad estamos sentados en un simulador.

   Si según este filósofo "las ideas son copias de las impresiones", deberíamos asegurarnos de que las impresiones sean reales y fiables.

     Imaginemos por ejemplo, que nunca hemos jugado al billar, y que en un juego de ordenador, al golpear las bolas con el taco, estas se dividen en dos mitades iguales, que a su vez golpean al resto de las bolas partiéndolas a la mitad. Para nuestro cerebro ese sería el comportamiento físico normal de los objetos que intervienen en el juego.

   Sin embargo, si un día nos hallásemos ante una mesa de billar real, tendríamos un conflicto entre lo que allí ocurre y lo que nuestro cerebro espera que ocurra como consecuencia de lo aprendido a través del juego con reglas ficticias.

   Debemos pues, asegurarnos en este tiempo, mucho más que en aquel siglo, de que nuestras percepciones proceden de estímulos no manipulados o simplemente falsos, y para eso hemos de ser capaces de dudar, como Hume aconsejaba, incluso de las primeras impresiones de nuestros sentidos.

    Hemos llegado a ser capaces de consultar en la red cual es la temperatura y el tiempo en nuestra calle, como si nos fiásemos más de de esas informaciones, que de nuestras propias sensaciones. Hume nos recomendaría que utilizáramos nuestros propios sentidos para evaluar algo tan sencillo, y obtuviéramos nuestras propias ideas.

   Si el ejemplo anterior es fácil de verificar, no lo es tanto contrastar cualquier otra información que pueda afectar a cosas que van desde nuestra salud hasta nuestras creencias u opiniones, y es necesario seguir hoy, igual que entonces, el proceso racional de la elaboración de las ideas, a partir de impresiones basadas en percepciones fiables.


1 comentario:

  1. Buena entrada. Pero Hume no aconsejaba dudar de las primeras impresiones... esa es la crítica que tú haces al planteamiento del escocés.
    Saludos

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