¿Es la filosofía realmente necesaria?
Siempre se ha pensado que la filosofía es una disciplina
innecesaria que no tiene una utilidad concreta. Es por esto que durante años,
se han buscado justificaciones que respalden la importancia de esta disciplina
y así mostrar lo necesario que ésta es para el ser humano. Ahora bien, podemos
plantearnos preguntas como: ¿Se puede vivir sin filosofar? ¿Realmente hay
argumentos que demuestren que esta disciplina es necesaria? ¿Ha tenido
repercusión la filosofía en el mundo actual?
Podemos definir filosofía como “amor a la sabiduría”, pero,
además de esto, la filosofía nos enseña a tener nuestro propio criterio, y por
tanto, a tener una personalidad. Además, todas las mejoras y descubrimientos
que se han producido desde la aparición de la humanidad, se deben en buena
parte al hecho de plantearse preguntas y tratar de encontrarles la mejor
respuesta posible.
Se puede plantear sin embargo, que el “filosofar” es un
desperdicio de tiempo y esfuerzo, ya que cualquier pregunta nos acaba llevando
a otra más o menos compleja, y así entrar en una cadena de infinitas cuestiones
que no nos conduzca a ninguna conclusión interesante sin saber siquiera si fue
porque la solución no existía o, simplemente, porque no hicimos el
planteamiento correcto o la elección de la respuesta adecuada en alguna fase
del proceso.
Existe también el riesgo de llegar a convertir el pensamiento
filosófico en una obsesión que nos impida llegar a hacer nada, al no acabar de
encontrar la mejor opción, puesto que cada vez que nos decidimos por una, nos
vemos obligados a descartar otras muchas, que en principio no serían peores,
pero que si tuviésemos que evaluar en su
totalidad exigirían una enorme cantidad de tiempo para cada pequeña decisión de
nuestra vida.
Este mismo razonamiento aplicado a las decisiones de un grupo
de personas, nos llevaría a la exposición interminable de pensamientos y
opiniones sobre la solución de un problema, mientras este, sigue sin resolverse
o incluso agravándose con el paso del tiempo empleado en el debate.
Estás son, sin embargo, dos formas de mal uso de la
filosofía, puesto que un buen razonamiento, empezaría por valorar si el debate
y los razonamientos son proporcionales a la magnitud y la urgencia de encontrar
una solución a la cuestión debatida y no un juego de pensamientos que no
conducen a ninguna parte.
La filosofía en realidad empieza a sernos útil, cuando, lo
que nos replanteamos son las cuestiones o costumbres que se consideran ciertas
o seguras, sin más razón que el hecho de que nunca nos hemos detenido a cuestionarlas
y que por costumbre damos por indudables (La tierra es plana, el sol gira
alrededor de la tierra, los hombres son más fuertes que las mujeres…)y que si
nadie se las hubiera cuestionado nunca seguirían siendo “ciertas”, como lo son
otras muchas que todavía nadie se
cuestionó.
Toda esta reflexión puede llevarnos a plantearnos nuevas preguntas
que debemos tratar de responder: ¿Se podría dejar de filosofar? ¿Qué provocó
las primeras discusiones filosóficas? ¿Son realmente acertados todos los pensamientos
que creemos poseer?...