lunes, 31 de diciembre de 2018

El tetrafármaco de Epicuro

¿Cómo logramos alcanzar el placer?


La respuesta a la cuestión de cual es la finalidad de la vida, ha ido tomando distintas respuestas a lo largo de la historia de la filosofía. Por ejemplo, Sócrates consideraba que los seres humanos vivían en torno a la búsqueda de la felicidad, los estoicos consideraban que para lograr esa felicidad las personas debíamos liberarnos de todos los lujos materiales y sin embargo, Epicuro aporta una respuesta distinta hasta esta pregunta. Para Epicuro, la finalidad de la vida es la búsqueda del placer. Pero: ¿Qué placer debemos buscar?¿Es realmente posible conseguir este placer?¿Qué debemos hacer para lograrlo?

Placer, en la filosofía de Epicuro, podría definirse como deseo, como aquella circunstancia en la que carecemos de dolor. Es por esto que la filosofía de los epicúreos se basaba en buscar la forma de evitar el dolor, y alcanzar por tanto el placer.

Además, este filósofo señala la diferencia entre dos placeres:  placeres a corto plazo y  placeres a largo plazo, y considera de gran importancia el evaluar las consecuencias de la obtención de estos placeres, a la hora de tomar decisiones. Esto, se debe a que, a veces, lograr un placer a corto plazo puede significar no conseguir un placer más intenso que se produciría a largo plazo. Es por esto, que Epicuro considera fundamental pensar en las consecuencias futuras de nuestros actos, mientras tratamos de alcanzar uno de nuestros placeres.

Sin embargo, en muchos casos, las personas no llegan a alcanzar estos placeres debido a cuatro miedos fundamentales:

- Miedo a los dioses
- Miedo a la muerte
- Miedo al dolor
- Miedo al fracaso en la búsqueda del placer (miedo al futuro)

Es por esto que este filósofo buscó una solución a estos cuatro miedos, con el fin de poder alcanzar así el placer. A este remedio lo denominó Tetrafármaco, y en el postulaba lo siguiente:

- No debemos temer a los dioses ya que estos son seres divinos, por lo que no se pueden dejarse llevar por la ira o por la cólera ya que éstos son aspecto propios de la naturaleza humana. Es más, los dioses deberían de ser un modelo de virtud y por tanto un modelo a imitar.

- El miedo a la muerte es un miedo irracional, porque como Epicuro era monista consideraba que: cuando la muerte está nosotros ya no existimos, y cuando nosotros estamos la muerte no existe. Es por ello, que la muerte es un aspecto que no nos concierne y por tanto no tiene sentido temerla.

- El miedo al dolor es un miedo infundado, ya que según el filósofo, todo dolor es en realidad fácilmente soportable, pues si se trata de un dolor intenso, su duración sera corta, mientras que si se trata de un dolor leve, a pesar de que pueda ser duradero, sabemos que será fácil de sobrellevar.

- Por último, Epicuro consideraba que el futuro no depende completamente de nosotros, si no que depende de agentes externos. Por lo tanto, no tiene sentido temer al futuro o al fracaso, ya que lo que ocurra en un futuro no nos concierne directamente, y por tanto no podríamos cambiarlo.

Quizás, en nuestra sociedad actual, el miedo que más ha perdurado de los cuatro formulados por Epicuro, sea el del fracaso en la consecución del placer. Integrando el hecho de la propia muerte, como una parte más de la vida, dejando los dioses solo para una una parte más fanática de la sociedad, y venciendo el dolor por los medicamentos analgésicos, esta sociedad parece asustarse solo, por el miedo a no ser un triunfador en la consecución de lo que se considera éxito social.

Esta última reflexión puede hacer, sin embargo, que nos planteemos nuevas preguntas, como por ejemplo: ¿habremos de verdad vencido los otros miedos?¿es el miedo al fracaso el más terrible de los cuatro?... 



domingo, 2 de diciembre de 2018

Ética y felicidad


¿Podemos alcanzar la felicidad de forma ética?


El ser humano a lo largo de su vida realiza acciones encaminadas a lograr lo que él considera importante (su bien), ya sea para si mismo, para su entorno cercano, para la sociedad... Sin embargo, como todo acto, lo que es un bien para una persona puede ser un daño para otra. Esto puede llevarnos a plantearnos diferentes cuestiones ¿Se puede alcanzar el bien de forma ética? ¿Cuál es es bien que tratamos de buscar?¿Es posible lograr un bien común a toda la sociedad?


Podemos definir ética como la rama de la filosofía que medita sobre lo correcto o incorrecto (lo bueno y lo malo) en nuestra conducta y en la sociedad. Sin embargo, "lo bueno" es relativo para cada persona y puede obtener significados diferentes.
Desde el punto de vista aristotélico, aquello que buscamos (nuestro bien) sería la felicidad. Esto significa, que todas las acciones realizadas por el ser humano tienen como finalidad el alcance de la felicidad. Todo lo que ser humano consiga, si carece de felicidad, no tendrá ningún valor, por lo que  debemos dejar de preocuparnos por los aspectos materiales, y empezar a buscar nuestra felicidad para lograr una buena vida..


Para lograr esta felicidad el hombre deberá determinarse con virtud (conforme a la razón). Ya que lo único que diferencia al ser humano del resto de seres vivos es el hecho de ser racional, parece deducirse que necesitamos utilizar esa razón para guiar nuestros actos, tratando de mantener un equilibrio entre nuestro bien y el perjuicio que conseguirlo, pueda causar a los demás.

Si, siguiendo el pensamiento del propio Aristóteles, nuestro bien último, al que van encaminados todos los pequeños bienes que alcanzamos ha de ser nuestra propia felicidad, y teniendo en cuenta que con el paso del tiempo de nuestra vida este fin último puede ir variando en función de nuestras circunstancias, lo único que nos puede servir de referente permanente es sin duda un comportamiento acorde con nuestras convicciones de equilibrio entre nuestros propios intereses y los de quienes nos rodean o están afectados por ellos. Dicho de otra forma, de alguna manera lo que se plantea es que solo un comportamiento ético a lo largo de nuestra vida, nos puede llevar a conseguir alguna forma de felicidad, que con el paso del tiempo, podamos considerar como tal, incluso cuando el bien que entonces considerábamos último, haya dejado ya de ser siquiera importante.

Volviendo entonces a la pregunta del título, podríamos invertir los términos y tratar de respondernos:
¿Es posible la felicidad conseguida faltando a nuestra propia ética?...
¿Podemos considerar como felicidad, algo que hemos alcanzado dejando de lado nuestros propios valores?...

Para Aristóteles (y comparto su opinión), esto no era posible, el fin último debía ser suficientemente importante, como para que no fuese necesario destruir la felicidad de otros, ni nuestro propio equilibrio de valores para conseguirlo.

Solo desde una pobre ética podríamos permitirnos considerar un bien así obtenido, como verdadera felicidad, pero cabe deducir que en ese caso, también esta es de escaso o nulo valor.

Podemos entonces llegar a la conclusión, respondiendo a la cuestión del título, que no solo es posible alcanzar la felicidad desde la ética, sino que esta parece la única forma posible de que pueda ser alcanzada, si lo que consideramos como tal, es un bien último que realmente pueda satisfacer no solo nuestro actual punto de vista, sino también el que en un futuro más o menos próximo podamos tener, cuando nuestro fin último sea otro distinto, o incluso contrario al que hoy perseguimos.