domingo, 2 de diciembre de 2018

Ética y felicidad


¿Podemos alcanzar la felicidad de forma ética?


El ser humano a lo largo de su vida realiza acciones encaminadas a lograr lo que él considera importante (su bien), ya sea para si mismo, para su entorno cercano, para la sociedad... Sin embargo, como todo acto, lo que es un bien para una persona puede ser un daño para otra. Esto puede llevarnos a plantearnos diferentes cuestiones ¿Se puede alcanzar el bien de forma ética? ¿Cuál es es bien que tratamos de buscar?¿Es posible lograr un bien común a toda la sociedad?


Podemos definir ética como la rama de la filosofía que medita sobre lo correcto o incorrecto (lo bueno y lo malo) en nuestra conducta y en la sociedad. Sin embargo, "lo bueno" es relativo para cada persona y puede obtener significados diferentes.
Desde el punto de vista aristotélico, aquello que buscamos (nuestro bien) sería la felicidad. Esto significa, que todas las acciones realizadas por el ser humano tienen como finalidad el alcance de la felicidad. Todo lo que ser humano consiga, si carece de felicidad, no tendrá ningún valor, por lo que  debemos dejar de preocuparnos por los aspectos materiales, y empezar a buscar nuestra felicidad para lograr una buena vida..


Para lograr esta felicidad el hombre deberá determinarse con virtud (conforme a la razón). Ya que lo único que diferencia al ser humano del resto de seres vivos es el hecho de ser racional, parece deducirse que necesitamos utilizar esa razón para guiar nuestros actos, tratando de mantener un equilibrio entre nuestro bien y el perjuicio que conseguirlo, pueda causar a los demás.

Si, siguiendo el pensamiento del propio Aristóteles, nuestro bien último, al que van encaminados todos los pequeños bienes que alcanzamos ha de ser nuestra propia felicidad, y teniendo en cuenta que con el paso del tiempo de nuestra vida este fin último puede ir variando en función de nuestras circunstancias, lo único que nos puede servir de referente permanente es sin duda un comportamiento acorde con nuestras convicciones de equilibrio entre nuestros propios intereses y los de quienes nos rodean o están afectados por ellos. Dicho de otra forma, de alguna manera lo que se plantea es que solo un comportamiento ético a lo largo de nuestra vida, nos puede llevar a conseguir alguna forma de felicidad, que con el paso del tiempo, podamos considerar como tal, incluso cuando el bien que entonces considerábamos último, haya dejado ya de ser siquiera importante.

Volviendo entonces a la pregunta del título, podríamos invertir los términos y tratar de respondernos:
¿Es posible la felicidad conseguida faltando a nuestra propia ética?...
¿Podemos considerar como felicidad, algo que hemos alcanzado dejando de lado nuestros propios valores?...

Para Aristóteles (y comparto su opinión), esto no era posible, el fin último debía ser suficientemente importante, como para que no fuese necesario destruir la felicidad de otros, ni nuestro propio equilibrio de valores para conseguirlo.

Solo desde una pobre ética podríamos permitirnos considerar un bien así obtenido, como verdadera felicidad, pero cabe deducir que en ese caso, también esta es de escaso o nulo valor.

Podemos entonces llegar a la conclusión, respondiendo a la cuestión del título, que no solo es posible alcanzar la felicidad desde la ética, sino que esta parece la única forma posible de que pueda ser alcanzada, si lo que consideramos como tal, es un bien último que realmente pueda satisfacer no solo nuestro actual punto de vista, sino también el que en un futuro más o menos próximo podamos tener, cuando nuestro fin último sea otro distinto, o incluso contrario al que hoy perseguimos.


1 comentario:

  1. Buena entrada Irene (avísame cuando publiques algo para no tardar tanto en leerlo)
    Saludos

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